miércoles, 30 de marzo de 2016

Cuando la distancia no se trata solo de Kilometros y la soledad se destaca en multitudes...


Me considero una persona sociable, aunque mi presente se empeñe en darme como unica compañia a esta soledad del dia a dia.

No se muy bien de que depende. Se que todos nos ocupamos con la vida y las rutinas, y quiza antes nunca lo vi de esta manera, pero creo que en esa locura de la vida misma es el contacto con la gente real, con los afectos y familia, lo que hacen al estres tan llevadero y aceptable. Hoy, extrañable.

Hoy no lo siento llevadero. Hoy mis amistades miran hacia el costado por asi decirlo. Las excusas se vuelven puentes mas y mas grandes que separan aun mas la distancia que nos aparta.

Extraño esas reuniones donde se puede perder horas enteras hablando sobre algun tema que jamas va a solucionar al mundo en realidad, pero que en la complicidad de las amistades vale cada segundo dedicado a ellas.

Extraño que mis amigas toquen la puerta de casa en el momento justo en el que me veo como la indigente mas mugrienta y me obliguen a preparar las cosas para tomar mates.

Extraño la dedicacion de preparar tostadas cuando es domingo a la tarde, todos los negocios estan cerrados y hay urgencia de mates y charla. El aroma, la sencillez.

La vida me cambio de sitio, pero no de escencia. Y en este dia a dia en el que me veo obligada a actuar de tantas maneras que a veces me incomodan y me hacen sentir diferente, hablando otro idioma y compartiendo otras culturas, me espanta la idea de perderme a mi misma. Me enoja. Me persigue. Me provoca urgencia de tocar cable a tierra. Y pongo la pava (electrica aqui), preparo mate pero sin la charla, y si hago tostadas son de pan lactal y en esas tostadoras de peliculas... Y entonces en lugar de sentirme mas cerca de casa termino enojandome! Que tan malo es querer parar el mundo? Que tan loco es sentir que lo que todos ven como progreso yo lo vea como perdidas abismales de contenido humano y dedicacion?

Me vuelvo loca.

Yo soy de esas que piensan en torta y compra huevos, azucar, cacao en polvo, escencia de vainilla, manteca y harina... Pero vivo en un mundo de polvos listos para soplar y meter al horno. Como en los dibujitos animados cuando batian una preparacion, metian al horno, y salia la torta o el pastelito todo decorado... Y no le encuentro sentido. Yo quiero hacer el merengue y batirlo hasta que enfrie para lamer lo que quede en la batidora y tener que bañarme despues para sacarme lo pegote...

No se si es la misma soledad que me acompaña en el dia a dia la que me hace valorar o necesitar ver que el mundo gira demasiado rapido y no llego a disfrutarlo.

Y yo quiero disfrutarlo tanto!!

Aqui les comparto el modo en que me salio expresar algo de esto anoche...

La soledad no es espiritu entre cuatro paredes ni monstruo que ataca solo por las noches. Con ella uno camina, aprende a ver el mundo de manera distinta, valora detalles y rechaza muchas realidades.
Vivir en una burbuja no es requisito para vivir en soledad... Si todo fuera tan facil de explicar... La soledad a veces enseña y otras enferma. A veces se elije y otras se padece.
Se que no soy la unica en sentirse rara como me siento... Pase de tener amistades a quien abrazar a cada paso, a tener relaciones virtuales. Soy una foto, un estado, un comentario. Pocas veces importa la persona que escribe, y pocas veces se entiende lo que uno siente.
Yo aprendi que compañia tampoco implica necesariamente presencia, que quienes estaban por circunstancias en mi vida luego no me elegirian. Aprendi que comunicarse por facebook, mails o cualquiera de estos medios, es mas dificil cuando de verdad se siente y necesita. Me di cuenta que es mas dificil ser amigo por facebook de alguien a quien consideraste amigo alguna vez a ser amigo de quien por facebook conociste, o personalmente nunca viste...
Sufro muchas perdidas, porque crei contar con gente de por vida, pero no pense que habria requisitos de continuidad de acuerdo al lugar en que la vida me pusiera.
Agradezco a las personas que me dedican un instante, de vez en cuando, en medio de lo duro de la vida. A quien me lee en dias buenos y malos. A quien me pelea, y a quien se rie desde otro lado del mundo conmigo por un segundo.
Gracias por los empujoncitos de fe y por la compañia cuando la soledad decide dejar de acompañarme para empezar a acecharme.